Los fanáticos de la robótica, en una cumbre a puro ingenio
Los participantes llevaron los prototipos de robots en los que trabajaron todo el año.
Por: Gabriel Bermúdez
Lo que hace cinco años empezó como una diversión entre amigos ya se convirtió en una pasión nacional. En 2003, el número de participantes alcanzaba sólo para armar una partida de truco. Ahora, decenas de jóvenes ingenieros, alumnos universitarios y estudiantes secundarios de todo el país se preparan con varios meses de anticipación para no faltar a la cita. Esta vez fue la ciudad de Bahía Blanca la sede de la Sexta Competencia Nacional de Robótica. "Nació en 2003 con sólo cuatro participantes", recuerda Eric Sánchez, uno de los integrantes del grupo multidisciplinario que organiza el torneo desde la UTN bahiense. Año a año, el interés fue creciendo hasta alcanzar el récord de ochenta y nueve inscriptos en la edición que se disputó ayer en el polideportivo municipal Norte. Hubo representantes de las provincias de Buenos Aires, La Pampa, San Luis, Córdoba, Neuquén, Corrientes, Chaco y Capital Federal compitiendo en las dos modalidades. Una de ellas, el Sumo, donde sobre una tela negra con una franja blanca en el borde, en lugar de gordos fortachones y casi desnudos, hubo robots de 21,5 centímetros de estatura y casi tres kilos de peso luchando en base a una estrategia cargada previamente. "Gana el que saca al otro dos veces del perímetro", explicó Sánchez al borde del diminuto ring junto a cientos de curiosos y competidores ansiosos por participar.En la otra competencia, no hubo lucha cuerpo a cuerpo. Se trató de una carrera en la que dos robots debían avanzar por su respectiva línea blanca y completar el recorrido en el menor tiempo posible. La lucha estuvo pareja hasta el final. También se desarrolló una demostración de fútbol de robot por parte de un colegio de la Capital Federal y por la noche, la gran fiesta de confraternidad entre todos los participantes."Esta competencia es una valiosa herramienta didáctica y un disparador para incentivar a los alumnos en el interés por desarrollar software cada vez más innovador y efectivo", dijo a Clarín, Osvaldo Tognetti, profesor del Instituto San José de Coronel Dorrego que este año compitió por primera vez.
Los participantes llevaron los prototipos de robots en los que trabajaron todo el año.
Por: Gabriel Bermúdez
Lo que hace cinco años empezó como una diversión entre amigos ya se convirtió en una pasión nacional. En 2003, el número de participantes alcanzaba sólo para armar una partida de truco. Ahora, decenas de jóvenes ingenieros, alumnos universitarios y estudiantes secundarios de todo el país se preparan con varios meses de anticipación para no faltar a la cita. Esta vez fue la ciudad de Bahía Blanca la sede de la Sexta Competencia Nacional de Robótica. "Nació en 2003 con sólo cuatro participantes", recuerda Eric Sánchez, uno de los integrantes del grupo multidisciplinario que organiza el torneo desde la UTN bahiense. Año a año, el interés fue creciendo hasta alcanzar el récord de ochenta y nueve inscriptos en la edición que se disputó ayer en el polideportivo municipal Norte. Hubo representantes de las provincias de Buenos Aires, La Pampa, San Luis, Córdoba, Neuquén, Corrientes, Chaco y Capital Federal compitiendo en las dos modalidades. Una de ellas, el Sumo, donde sobre una tela negra con una franja blanca en el borde, en lugar de gordos fortachones y casi desnudos, hubo robots de 21,5 centímetros de estatura y casi tres kilos de peso luchando en base a una estrategia cargada previamente. "Gana el que saca al otro dos veces del perímetro", explicó Sánchez al borde del diminuto ring junto a cientos de curiosos y competidores ansiosos por participar.En la otra competencia, no hubo lucha cuerpo a cuerpo. Se trató de una carrera en la que dos robots debían avanzar por su respectiva línea blanca y completar el recorrido en el menor tiempo posible. La lucha estuvo pareja hasta el final. También se desarrolló una demostración de fútbol de robot por parte de un colegio de la Capital Federal y por la noche, la gran fiesta de confraternidad entre todos los participantes."Esta competencia es una valiosa herramienta didáctica y un disparador para incentivar a los alumnos en el interés por desarrollar software cada vez más innovador y efectivo", dijo a Clarín, Osvaldo Tognetti, profesor del Instituto San José de Coronel Dorrego que este año compitió por primera vez.
Fuente: diario Clarín, Domingo 9 de Noviembre de 2008
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